miércoles, 17 de marzo de 2010

Siempre me ha gustado el invierno.


Siempre me ha gustado el invierno.
Me gusta abrigarme,
las mantas en el sofá,
las bufandas y las chaquetas de lana,
el aire frío que te corta los labios,
me gusta que el invierno sea invierno.
Por eso empiezo a despedirme de este que ya se acaba. Y lo hago contenta porque ha sido un auténtico invierno.
Y él lo sabe, y por eso, el otro día nos regaló la nieve, para dejar paso a lo siguiente.
Al sol que empieza a calentar,
a las flores que colorean un paisaje que lleva demasiado tiempo teñido de grises,
a las nuevas hojas en los árboles que, desnudos, no tenían por qué dar sombra.
A la luz y al color: a la vida que despierta de nuevo.

Pero siempre me ha gustado el invierno.
Y éste más, porque se va por la puerta grande.

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